Tras el levantamiento del general Riego, durante el Trienio
Liberal (1820–1823), se impulsa la construcción del Estado liberal, y con él se
promueve una nueva división provincial, con la principal intención de alcanzar
a todo el país, sin excepciones. En enero de 1822 se aprueba, con carácter
provisional, una división provincial de España en 52 provincias.
Este proyecto hacía pocas concesiones a la historia, y se
regía por criterios de población, extensión y coherencia geográfica.Este
proyecto generó intensos debates por el número de provincias y la capitalidad,
pero no dejaron de ser cuestiones menores.
La caída del gobierno liberal y la restauración del
absolutismo dio al traste con el proyecto. En 1823 se restablecen las
provincias del Antiguo Régimen por lo que el plan de 1822 nunca llegó a entrar
en vigor.
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