viernes, 1 de enero de 2016

Bienvenido, Mister Marshall

En un pequeño pueblo castellano llamado Villar del Río todo es alegría e ilusión ante la llegada del amigo americano que colmará los deseos y peticiones de sus diversos habitantes. Para recibir a los adinerados invitados, un perspicaz representante artístico llamado Manolo (Manolo Morán) convence al alcalde Don Pablo (Pepe Isbert) para que su pueblo adopte las peculiaridades y apariencia de una localidad andaluza con la intención de conseguir mejor provecho.

Primera película en solitario del valenciano Luis García Berlanga, Bienvenido Mr. Marshall constituye una divertida sátira al aislamiento internacional al que se veía sometido España debido a la dictadura franquista. Se emplea una mirada sardónica al programa de ayuda económica conocido como Plan Marshall y establecido por el gobierno estadounidense para auxiliar a Europa después del conflicto bélico de la Segunda Guerra Mundial, desarrollándose asimismo una aguda mirada al ambiente rural castellano y al tópico internacional de la España de toros y flamenco. Bienvenido Mr. Marshall es la comedia en la que se ridiculizan más las instituciones que los individuos, en la que se airean los tópicos de una cierta imagen de la España tradicional y en la que no hay límites claros para la crueldad o el esperpento. 

Los personajes diseñados representan todos los estereotipos de aquella época: por un lado el poder, representado por el alcalde, el cura y las fuerzas vivas (boticario, hidalgo, comerciantes, maestra), y por otro el pueblo (casi todos agricultores y ganaderos). Desde el punto de vista social se ha captado la idiosincrasia; el hecho de que el alcalde esté algo sordo no es casual, el miedo al Delegado tampoco, que el cura sea algo cotilla, que la maestra esté soltera y necesite la ayuda del listillo de la clase… El papel subordinado de la mujer se refleja en su poca presencia, y la escasa intervención que por ejemplo tiene la tonadillera.
Así mismo, es evidente el hecho de que los integrantes del pueblo de Villar del Río quieran aparentar algo que no son, que el cine de “la españolada” muestre unas características tan estereotípicas de este país que además de reduccionistas, se presentan como distracciones de una realidad social nada armónica. CIFESA, se interesaba por entretener más que por reflejar la realidad española de su momento. Así como el pueblo de Villar del Río se disfrazaba para complacer y engañar a los americanos, así CIFESA disfrazaba la realidad social para complacer y engañar a los espectadores de la época, desviando la atención de los problemas reales. De este modo, en Bienvenido encontramos muchos elementos esperpénticos, que lo que hacen, además de parodiar y criticar la tradición española, es proyectar esa vida miserable de España de la que tanto habló Valle-Inclán.


Han transcurrido ya unos cincuenta años desde que Bienvenido Míster Marshall, la impagable película de Berlanga, consiguiera sintonizar con los espectadores de nuestro país y propusiera una forma de entender el hecho fílmico, con lo cual demostraba que renovación y reconocimiento podían ir de la mano. Más de cincuenta años tras los que, pese a la gran transformación socio-económica, la metáfora sigue plena de vida y ha viajado hasta nuestros días transportando sus múltiples significados e intenciones. 

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